Es un hecho que la detección y una intervención temprana en los trastornos del espectro autista (TEA) facilita las posibilidades de una mejor adaptación del niño a la vida. Ello es debido a la plasticidad cerebral que es la capacidad del sistema nervioso para adaptarse a los cambios, creando nuevas conexiones neuronales o haciendo que otras partes del cerebro asuman funciones que en principio no son las suyas.
Esto lo podemos observar en lesiones en las que, por ejemplo, se compromete la zona del habla situada en el hemisferio izquierdo, si esto ocurre cuando el niño es pequeño el hemisferio derecho puede asumir ese rol equilibrando así esta deficiencia. La mayor plasticidad cerebral se encuentra desde el nacimiento hasta los 6 años de edad. Esto no quiere decir que tras esa edad no exista, solo que costará un poco más conseguir los logros.
Es precisamente por esto que es tan necesaria y aconsejable una intervención temprana y en el área del autismo el método o modelo Denver es quién mejor aprovecha la plasticidad cerebral.
El Modelo Denver de Intervención Temprana fue desarrollado por Sally Rogers y Géraldine Dawson en Estados unidos en los años 80. Se basa en el Análisis Conductual Aplicado (ABA), en el entrenamiento en Respuestas Centrales (PRT) y en los descubrimientos empíricos de investigaciones realizadas en el campo del desarrollo infantil y la intervención temprana en niños con discapacidades y problemas del neurodesarrollo. Clicka en este enlace para ver los beneficios del Método Denver.
El resultado de esto ha sido la creación de un método único para atender a niños desde 1 año hasta los 5 años de edad, con una intervención intensiva de 20 horas semanales con sesiones individuales de trabajo de dos horas, dos veces al día, cinco días a la semana que se realiza tanto en el hogar, como en la escuela o el centro de atención específica al que acuda el menor con el objetivo de generalizar a distintos ámbitos y contextos lo aprendido. Para la aplicación del modelo Denver es imprescindible el trabajo multidisplinar entre los padres y los profesionales, siendo de vital importancia que tanto el padre como la madre se involucren activamente en esto.
Para el modelo Denver uno de los principales déficits que presenta el niño con autismo es el relacionado con el aprendizaje social y la comunicación. Por lo que el foco de atención de la intervención se basada en la interacción y las relaciones. A través del juego, de los intereses que vaya mostrando el pequeño se van fomentando las relaciones sociales, el lenguaje y la imitación para aprender nuevos comportamientos. Rogers y Dawson, tienen en cuenta que quienes padecen un trastorno del espectro autistas no se benefician del aprendizaje por ensayo y error por lo que es necesario utilizar otros métodos como el modelado, la imitación y el refuerzo positivo.
El programa se basa en un estudio pormenorizado del niño con TEA para realizar una intervención personalizada, adaptada a sus necesidades. Esta evaluación no solo es inicial, se realiza de forma diaria y cada doce semanas de esta manera se hace un seguimiento del progreso del niño en el que podremos detectar cada posible problema y avance para mejorar la intervención.
Tras esto se asigna a uno de los siguen niveles de intervención:
• Nivel 1: de los 12 hasta los 18 meses de edad.
• Nivel 2: desde los 18 hasta los 24 meses de edad.
• Nivel 3: desde los 24 hasta los 36 meses de edad.
• Nivel 4: desde los 36 hasta los 48 meses de edad.
Los pequeños son valorados utilizando la lista de verificación del método Denver y según el nivel de intervención al que se le asigna, a la información obtenida y las metas que los padres valoran más importante se redactan entre 15-25 objetivos que determinarán las habilidades que se trabajarán durante las próximas 12 semanas de manera intensiva.
Cada objetivo, a su vez, se divide en 6 pasos para conseguirlos y son estos los que guiaran las actividades que se realizaran en las sesiones y con los que se rellanada una hoja de progreso por sesión que hay que señalar cada 15 minutos. De esta manera podremos ir optimizando la sesión de intervención para que sea cada vez más efectiva.
Toda esta información es analizada todas las semanas y son la base a través de la cual se irán actualizando y reformulando la intervención.
¿Cómo se aplica entonces el método Denver? Muy simple, jugando. Los profesionales y/o los padres juegan y se relacionan con el niño a partir del interés que muestre éste por algún juguete, juego, aluna actividad como puede ser dibujar, etc. Una vez que se selecciona un interés el adulto tiene que realizar constantemente un modelado siguiendo los pasos de antecedente-conducta-consecuencia.
Por ejemplo, el niño señala un libro para colorear, el adulto toma el libro y los colores se lo enseña y dice dibujar, el niño vuelve a señalar y el adulto de nuevo dice “dibujar”, hasta que el niño repite la palabra entonces se le facilita los útiles, cuando el niño abre los colores o el libro, se dice abrir y se repite el gesto hasta que él lo dice, después a través de turnos se va interactuando con el niño diciendo el adulto siempre lo que está haciendo y terminando con “te toca a ti”.
De esta manera ambos se relacionan entre sí, comunicándose por turnos de manera que van intercambiando roles, haciendo algo divertido juntos que fortalecerá la relación de manera que a través de esto se vayan consiguiendo los objetivos propuestos.
El principal objetivo del método Denver es conseguir en el niño un lenguaje espontaneo y para lograrlo comienza con desde lo más sencillo acompañado con gestos no verbales hasta que desarrollan ellos un uso cada vez mayor del habla para comunicarse.
Así lo avalan los últimos estudios del método en que se encontró que el 90% de los niños que siguieron el programa desarrollan un lenguaje comunicativo en los dos primeros años tras comenzar con el estudio. También se ha demostrado su eficacia por el estudio de Dawson y cols, en 2010 y que fue financiado por National Institute of Health.