El método TEACCH (Treatment and Education of Autistic related Communication Handicapped Children) es un programa estatal del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Carolina del Nord creado en 1972 por Schopler, Reichler y dirigido actualmente por Mesibov. El objetivo principal es ayudar y preparar a las personas con TEA para vivir y trabajar de manera efectiva en los diferentes contextos vitales y prevenir la institucionalización innecesaria. Se trata de un programa completo de base comunitaria que incluye servicios directos, consultas, investigación, difusión y entrenamiento profesional en el que se involucra a las familias. Es un método muy extendido en Estados Unidos y en más de 20 países (Tortosa y Guillén, 2003).
Está dirigido para aquellos niños/as y jóvenes con TEA que presentan trastornos de comunicación y comprensión y/o conductas de rigidez u obsesión que les dificultan el desarrollo de las actividades diarias. Muchos/as presentan dificultades de procesamiento sensorial y de la información, así como dificultades en la generalización conceptual y con las funciones ejecutivas. Por ello, TEACCH proporciona una enseñanza estructurada basada en las habilidades, intereses y necesidades de sus alumnos, basado en el soporte visual de manera sistemática para promover el aprendizaje, la comunicación, la autonomía y la comprensión del entorno y así disminuir las necesidades de apoyo del adulto o referente y de conductas de malestar causadas por la incomprensión. A través de la estructura, se permite a los niños/as con TEA entender y anticipar qué va a suceder y que se espera de ellos, además de permitirles adquirir habilidades nuevas y generalizarlas en diferentes entornos.
Entre las ventajas de este modelo, cabe destacar que se puede combinarse con otras terapias o intervenciones como la terapia ocupacional o los SAAC, puede usarse en diferentes entornos y se puede usar en la escuela ordinaria, adaptándonos a las necesidades individuales de cada alumno (Álvarez, s.f.)
Como ejemplos, en la escuela podemos estructurar el aula por rincones, dando importancia a la distribución del mobiliario, con la ayuda de límites físicos y visuales claros. Puede ser interesante establecer espacios concretos para determinadas actividades de aprendizaje para fomentar la autonomía (iniciar, hacer y recoger, además de cuidar del material). También podemos delimitar espacios de trabajo uno a uno, rincón de juego, área de comer, área de higiene y cuarto de baño, etc.
Asimismo, podemos usar agendas individuales con consignas claras para las tareas diarias, de manera que ayuden a anticipar y comprender, y así propiciar la tranquilidad del niño/a y ayudarle también a las transiciones entre tareas o espacios y fomentar la flexibilidad y la independencia, además de ser muy útiles para anticipar aquellos cambios durante el día. Por ejemplo, poder anticipar que hoy no habrá patio porque llueve, o que habrá una excursión.
Los sistemas de trabajo permiten anticipar qué tareas, cuántas, cuándo acaban y qué pasa después de acabadas. Como son individualizados, podemos anticipar esta información de manera visual, estructurados de izquierda a derecha, con recipientes en cada lado para las tareas empezar y las terminadas, o de manera escrita, según las preferencias o necesidades del alumno/a.
BIBLIOGRAFIA:
Tortosa, F. y Guillén, C. (2003). TEACCH. Más que un programa para la comunicación. A I Jornadas de Comunicación Aumentativa y Alternativa. Consejería de Educación y Cultura.
Álvarez, R. (s.f.) Fundamentos y aplicación del método TEACCH en la intervención dirigida a personas con Trastorno del Espectro del Autismo. Autismo Andalucía.
Laura Carreras González
Psicóloga