¿DE QUÉ HABLAMOS CUÁNDO HABLAMOS DE SEXUALIDAD?
Cuando hablamos de sexualidad, también hablamos de desarrollo afectivo, el desarrollo social y emocional que nos hace comprender las relaciones interpersonales y también la relación que nosotros mismos tenemos con nuestras experiencias y con el entorno. El desarrollo afectivo es importante porque contribuye a la formación del autoconcepto y de la autoestima (Merino y Martínez, 2014).
El autoconcepto es la capacidad de las personas para identificarse a sí mismas como seres únicos, se va formando por la experiencia y es variable a lo largo del tiempo y de los valores que se van adquiriendo y adoptando, así como el nivel de incorporación de esos valores a la propia conducta.
La autoestima es el conjunto de apreciaciones que hacemos con respecto a nosotros mismos, representa el modo en que nos valoramos a nosotros mismos.
La sexualidad es un conjunto de experiencias físicas, sentimentales y sociales que se desarrollan en función del género y del contexto, por ello se habla de sexualidad femenina y masculina, y esto marca importantes diferencias en la intervención y enseñanza de hábitos saludables de relación afectiva y sexual teniendo en cuenta el género, la edad y el marco cultural de las personas con las que trabajamos.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EDUCAR EN AFECTIVIDAD Y SEXUALIDAD A LAS PERSONAS CON TRASTORNOS DEL ESPECTRO DEL AUTISMO?
El modo en el que se vivencia y se desarrolla la sexualidad dependen del contexto y del género como hemos comentado, pero para las personas con TEA integrar las necesidades del contexto o identificar las conductas apropiadas o inapropiadas se hace especialmente complejo, por lo que por un lado las vuelve vulnerables, y por otro, estas dificultades pueden situar sus conductas en el marco de lo inadecuado.
La prevención y una educación sexual temprana, realizada con asesoramiento, desde el respeto, la naturalidad, evitando la culpabilización o la sobreprotección pero dotando de estrategias para un adecuado desarrollo afectivo y sexual es especialmente importante en este colectivo.
La literatura existente nos muestra como las personas con TEA, son sexuales, a pesar que sobreviva el mito de la asexualidad en el autismo, si bien es cierto que puede haber personas dentro del espectro que muestren un menor interés sexual y viceversa, se requiere mayor investigación para establecer juicios que concluyan diferencias en
este sentido con respecto a población no TEA.
También sabemos que se pueden enamorar y desarrollar relaciones de pareja, aunque lo hacen de un modo diferente y suelen necesitar apoyo en este sentido. Desde este sentido, contar con asesoramiento e información suficiente sobre cómo actuar, llevando a cabo un programa de educación sexual específico para personas con TEA (accesible y adaptado a sus necesidades), y unas pautas de intervención para profesionales y familiares serán la clave para abarcar la temática con éxito y conseguir así una mejor educación sexual para los menores con TEA.
Todos estos aspectos, los iremos desarrollando en los siguientes artículos que publicaremos en nuestro blog.