DIFICULTADES EN LA ALIMENTACIÓN EN LAS PERSONAS CON TEA

En la infancia de las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) podemos observar muy frecuentemente alteraciones en la integración sensorial de aquellas señales recibidas por medio de los sentidos. Estas dificultades, ya sean hipo o hipersensibilidades, conllevan comportamientos y emociones que a veces se interponen en el correcto desarrollo global del niño/a.

La conducta alimentaria en el TEA se ha estudiado desde diversos grupos de investigación. Así por ejemplo, según Adams (2011), los niños con trastorno del espectro autista (ASD, por sus siglas en inglés) podrían no tener la nutrición que necesitan para un crecimiento y desarrollo sanos.

Uno de los ámbitos en los que puede manifestarse estas hipo e hipersensibilidades es en la conducta alimentaria. La cualidad de una comida, los sabores, olores, temperaturas, colores o texturas percibidas en los alimentos pueden ser transportados como señales desagradables, o por el contrario, muy agradables.

Así, el comportamiento a la hora de la comida en un niño con TEA puede ser exclusivo, de rechazo por unos alimentos y de una marcada preferencia , que pareciera obsesión, por unos cuantos otros.

Este déficit de alimentación puede no ser considerado un problema grave inicialmente, pero sí llegará a serlo si se mantiene en el tiempo. Así, la ingesta de alimentos selectiva lleva a la larga a la carencia de algunos nutrientes fundamentales, algo que puede tener consecuencias graves en el desarrollo del niño. En el otro extremo, la excesiva apetencia por marcados alimentos, normalmente muy palatables y grasos, puede descompensar la dieta llevándole al sobrepeso y la obesidad.

Como origen y causa de esta conducta, desde Autismo Madrid expresan que los niños pueden notar a veces ciertos olores de la comida que para otras personas nos resultarían prácticamente imperceptibles, haciendo que sean más sensibles a la atracción o no hacia los alimentos; por el contrario, comidas y sustancias que tienen para nosotros un olor muy desagradable, pueden mostrar verdadero interés por ellos.

“Yo tenía un gran problema con la comida. Me gustaba comer cosas suaves y sencillas. Mis alimentos favoritos eran cereales….. Esos eran los primeros alimentos que había comido en mi vida y los encontraba reconfortantes y tranquilizadores. No quería probar nada nuevo. Yo era supersensitivo con las texturas de los alimentos y tenía que tocar todo con los dedos para comprobar la sensación que producían antes de meterlos en la boca. Odiaba que me dieran alimentos mezclados como tallarines con verdura, o la mezcla del pan con el “relleno de los bocadillos”. No pude NUNCA, NUNCA, meter eso en la boca. Sabía que si lo hacía me sentiría violentamente enfermo. Me gustaba comer las cosas que estaba acostumbrado a comer”.

En estos niños con problemas de infraingesta es frecuente una señal de hambre muy débil, que les lleva a un estado prácticamente constante de inapetencia. Comen más como costumbre social que por sentir realmente hambre, y por tanto, su ritmo al comer puede llegar a ser tan lento como exasperante.

Como explicación a la ingesta en exceso, encontramos en los niños con TEA la inexistencia de una adecuada sensación de saciedad, la cual lleva a comportamientos similares al Trastorno por atracón: comen de manera compulsiva, muy deprisa y entre horas con incluso “asaltos” a la nevera o los armarios de la cocina. Por añadidura, la masticación no se realiza correctamente, lo que lleva a una mala digestión y absorción de nutrientes.

Cabe apuntar otra conducta característica y relacionada con la alimentación que podemos observar en estos niños. Se trata de los rituales asociados al momento de la ingesta. Puede tratarse de estar sentado en un determinado lugar, no usar más que cubiertos y vajilla determinada, para su uso exclusivo, oponerse a comer fuera de casa, aunque se trate de la misma comida, comer siempre con las mismas personas, presentar una marcada aversión por los olores mezclados en la comida de un banquete o comida familiar, o necesitar retirarse de la mesa si en ella aparece un determinado alimento por el que siente rechazo.

Todas estas conductas hacen del momento de la comida algo tenso y desagradable, pues no es raro que se den situaciones de gritos, llantos, agresiones, huidas, pataletas, etc

Para hacer frente a estas dificultades, es importante que las familias de un niño/a con TEA  se preocupen por obtener una adecuada información, y que trabajen con un especialista en nutrición, como un dietista registrado, o un profesional de la salud para diseñar un plan de alimentación para la persona con autismo.

Bibliografía

Federación Autismo Madrid (2011). Guía de Intervención ante losTrastornos de la Alimentación en niños y niñas con TEA.

Adams, J. B., Audhya, T., McDonough-Means, S., Rubin, R. A., Quig, D., Geis, E., et al. (2011). Nutritional and metabolic status of children with autism vs. neurotypical children, and the association with autism severity. Nutrition & Metabolism, 8(1), 34.

Autism Speaks (2014). Estudio de las conductas alimentarias en el autismo. Guía para padres. ATN/AIR-P.

Milagrosa Carillo Fuertes

Maestra – Pedagogía Terapéutica

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