Hasta la fecha, muy pocas investigaciones sobre el Trastorno del Espectro Autista se han centrado en los aspectos sexuales. Probablemente este hecho se debe a la tendencia general en la sociedad a negar la sexualidad como parte natural e integrada en el desarrollo de la personalidad. La asexualización de la personas con TEA, y de cualquier persona que se considere diversa, llega a ser un mecanismo de control de la sociedad. Sin embargo, si tenemos en cuenta hasta qué punto la sexualidad influye en las emociones y en la conducta humana, resulta obvio que este tema merece más atención, puesto que un problema sexual no resuelto repercute en la vida social y se extiende a todas las esferas vitales del individuo, pudiendo provocar una disminución de la calidad de vida.
Sabemos que el autismo es una condición neurológica compleja que dura toda la vida. La persona con TEA atraviesa las mismas etapas vitales que todas las personas, con los cambios físicos y emocionales que conlleva. A estos cambios les acompaña la misma necesidad de información, a fin de estar preparados y evitar así miedos e inseguridades derivadas de estas nuevas experiencias.
Pero esta necesidad de información debe ser entregada por sus educadores. Debemos tener en cuenta que los niños con TEA recogen menos información de su entorno, de sus iguales, de forma espontánea. Además, su capacidad de imitación se encuentra disminuida, y es algo que puede llevar a ideas confusas o erróneas, y desembocar en alguna experiencia negativa, incómoda, humillante o dolorosa.
El adolescente autista, además, necesitará no solo les enseñemos que estos cambios sucederán, sino también, como deben comportarse en relación a esos cambios corporales. Esto quiere decir que la enseñanza de hábitos de autocuidado deberá extenderse al afeitado, la depilación, el uso del desodorante, etc.
Especialmente relevante es la llegada de la menstruación en las chicas, siendo absolutamente necesario, al igual que en el caso de las chicas normotipicas, mantener una comunicación fluida para aclarar cualquier duda o calmar cualquier preocupación, tener las cosas previstas etc. Ahora bien, en la chica con TEA será necesario además extremar la anticipación, al tratarse de un cambio muy llamativo e incluso alarmante. Especialmente si tiene problemas de comunicación o discapacidad intelectual hay que prestar una atención especial, sí, pero tratarlo con la misma normalidad que en cualquier niña.
Afirma Silvina Peirano, especialista sexualidad y diversidad funcional, que las familias piensan que tienen que enfrentar la sexualidad de sus hijos, llegado un determinado momento, y en principio la sexualidad es cualquier cosa, menos un campo de enfrentamientos. A las sexualidades no hay que enfrentarlas, hay que acompañarlas, hay que propiciarlas.
Tanto desde el centro escolar como la familia, los dos agentes socializadores más relevantes en la vida de cualquier persona, se debe abordar el tema, brindar explicaciones y responder cualquier pregunta o inquietud que pudiera surgir. Debemos explicarle lo que va a ocurrir adaptándonos a sus necesidades. Podemos romper la explicación en pequeños pasos, utilizando ayudas visuales, esquemas, imágenes, muñecas, videos, material real (compresas, tampones) sin sobrecargar de datos y atendiendo siempre a su capacidad cognitiva. Las historias sociales pueden ser especialmente útiles con algunas niñas, ilustrando mediante pictogramas lo que sucederá y lo que debe hacer al respecto: decírselo a su tutor/a, familiar, cambiarse en el baño, etc.
En niñas que dispongan de poca flexibilidad para los cambios, es una buena idea que comience a llevar una minicompresa antes de que empiece la menstruación, de manera que vaya acostumbrándose a ella para cuando sea una necesidad.
Las familias pueden apoyarse en otras familias en parecidas circunstancias, de ahí la importancia de generar desde el centro escolar reuniones de familias, y de hacer uso de los servicios que las asociaciones disponen, pues a veces, la solución es más simple de lo que parece. Un padre, en una de estas reuniones contaba que su hija, desde su infancia, gritaba y corría desesperadamente ante la menor gota de sangre. No se calmaba hasta que le ponían una tirita en la herida por diminuta que fuera, ese componente «mágico» que a veces tienen los procedimientos curativos. La solución fue un simple cambio de terminología: llamaron a la compresa la «tirita grande». Otra madre recomendaba dibujar con un rotulador o coser en las braguitas unas líneas para que la niña supiera dónde debe poner la compresa.
La sexualidad se desarrolla mediante la interacción y comunicación social, mediante el contacto físico, la representación y la asimilación de las reglas y normas sociales. Este es precisamente el punto débil de la persona TEA. Consecuentemente, tanto en chicas como en chicos podemos encontrar frecuentemente conductas sexuales inapropiadas e intentos de mantener contactos sexuales, que en ocasiones pueden convertirse en fuente de tensiones con su entorno inmediato. Ello puede llevar a un tratamiento equivocado o, incluso, a anular las posibilidades del entorno de emprender acciones, con el consiguiente arrinconamiento del problema. Puede ser útil el entrenamiento conductual positivo, y practicar algunas normas de conducta, de forma coherente y coordinada entre la escuela y el entorno familiar.
Cada niño, adolescente o adulto TEA presentará dificultades propias a cada sujeto. Las diferencias individuales son enormes. Por ello, llegado el momento debemos extremar la comunicación entre familias, docentes y profesionales que se relacionen con la persona TEA sobre los diferentes manifestaciones de su sexualidad y tener acuerdos sobre normas y valores sexuales de la familia y el entorno.
Para leer más:
http://kc.vanderbilt.edu/healthybodies/files/Sp-HealthyBodies-Boys-web.pdf
http://www.autism-society.org/wp-content/uploads/2014/04/LWA_Puberty.pdf
https://autismodiario.org/2016/05/29/autismo-adolescencia-sexualidades-entrevista-silvina-peirano-especialista-sexualidad-diversidad-funcional/
Milagrosa Carillo Fuertes