Nuestra vertiente social haya sido considerada como una de las principales a lo largo de la historia, ya que ha permitido al ser humano, no solamente moverse por el entorno que le rodea, sino también para conocer el mundo social y poder conseguir sus propósitos.
En las personas con Trastorno del espectro Autista la capacidad social se encuentra en muchas ocasiones mermada. El centro educativo tiene un papel esencial en la mejora de las habilidades sociales en este alumnado, ya que se trata de un lugar de convivencia e intercambio con iguales y adultos.
Como los alumnos que son diagnosticados con Síndrome del espectro autista se incluyen dentro del alumnado con NEE, la respuesta educativa estará basada en gran parte en medidas específicas. Estas medidas específicas, elaboradas por profesionales del ámbito educativo, consisten en una serie de propuestas que transforman y extienden el currículo, adaptando y permitiendo el acceso al alumnado con NEAE a cada uno de los elementos curriculares
Esta adaptación individual parte de las características de estos alumnos, haciendo hincapié en aquellas comunicativas y lingüísticas. Refiriéndonos a estas últimas, podemos contemplar algunas que según Mendoza (2014, p.16) pueden presentar estos alumnos cuando lo desarrollan en edad escolar:
- No sigue su turno en un habla de conversación.
- Dificultades en el contacto ocular.
- Se niega a hacer algunos trabajos de clase.
- Hace preguntas de forma obsesiva, aunque no le interese la respuesta.
- A veces puede ser agresivo con los compañeros
Este área lingüística y comunicativa choca con el área social, puesto que, a la hora de establecer relaciones con sus iguales, no hay un entendimiento recíproco entre ambos. Algunos de los rasgos que suele mostrar el alumnado de Primaria, según Andrés (2014):
- El alumnado tiene un retraso en su madurez y su razonamiento social.
- No desarrolla adecuadamente el sentimiento de empatía.
- Tiene dificultad a la hora de establecer lazos de amistades, porque más bien suelen ser considerados como objetos de burla por el resto de iguales.
- No controla adecuadamente sus emociones, debido a que su madurez emocional se encuentra tres años inferior a la de su edad.
- Dificultades para hacer planes, junto con comenzar y seguir actividades.
- Tendencia importante a la distracción y muy alta desatención.
- La conversación es inadecuada porque no sabe cuándo intervenir
Entendemos el juego como vía privilegiada para conseguir una mejora en las habilidades sociales en las etapas de educación infantil y primaria. El juego es esencial para el desarrollo de un niño o una niña en la etapa escolar. A través del juego se desarrollan capacidades innatas, conductas y vamos conformando nuestra propia personalidad. En cambio, en la etapa de secundaria va tomando mas relevancia la conversación. En ambos casos, resultan muy funcionales los programas de Patios Inclusivos.
Además, dentro del currículo son muy necesarios los Programas Específicos dirigidos a la mejora comunicativo-social, puesto que le ayudará a desarrollar la capacidad de la comprensión de emociones y creencias, así como la puesta en marcha de diversos mecanismos y/o técnicas para lograr el desarrollo emocional completo y adaptativo.
Dependiendo del grado de afectación y de si cuenta o no con lenguaje oral, nos decantaremos por distintas metodologías. Destaca la metodología TEACCH (abreviación en inglés de Tratamiento y Educación de Niños con Autismo y Problemas de Comunicación Relacionados). Con ella facilitamos el aprendizaje ya que estamos utilizando la modalidad visual, les estamos ayudando a entender las situaciones que van a ocurrir, estamos fomentando la comprensión del alumno y, por tanto, estamos posibilitando la reducción de los problemas de conducta y enfrentamientos personales.
Tal como decíamos anteriormente, el juego se convierte en un pilar. Para TEACCH “el trabajo es un juego, jugar es un trabajo”. Pero en este caso, dada la alta estructuración de TEACCH, se dividen los niveles de desarrollo del juego, concretamente: conducta sensoriomotriz repetitiva, conducta sensoriomotriz exploradora, juegos de causa-efecto, rutinas simples (secuencias funcionales), y juego simbólico.
En definitiva, son variados y extensos los métodos que se han desarrollado a fin de brindar apoyo a este alumnado en el aspecto social, y que han probado su efectividad. Maseda (2013, p.27) afirma que “la detección e intervención precoz tienen efectos muy positivos sobre el pronóstico de los niños autistas, ya que aumentan sus posibilidades para alcanzar mejores niveles adaptativos”.
BIBLIOGRAFIA
Tur Porcar, A. M., Mestre Escrivá, M. V., Samper, P., Malonda, E., & Llorca, A. (2014). Programa de educación de las emociones: la convivencia. Evaluación de su eficacia en la conducta prosocial
Maseda, M. (2013). El autismo y las emociones. La Teoría de la Mente en los
niños/as autistas. Su afectación dentro del ámbito emocional. Projecte Final del
Postgrau en Educació Emocional i Benestar. Barcelona: Universitat de
Barcelona. Dipòsit Digital: (http://hdl.handle.net/2445/48217)
Cornago, A. (2012). Autismo Navarra. Navarra. Recuperado de:
http://elsonidodelahierbaelcrecer.blogspot.com.es/search/label/Emociones