Como sabemos, una de las principales claves para el correcto desarrollo de cualquier persona, es el hecho de que pueda contar con los apoyos y educación que necesite y que mejor se adapten a su condición.
El TEA puede manifestarse ya en el primer año de vida, aunque de forma sutil. No obstante, signos como el escaso contacto ocular, sonrisas escasas, la ausencia de seguimiento visual o el hecho de que sean niños poco demandantes o excesivamente tranquilos, nos pueden hacer sospechar de un posible TEA.
Mas adelante, el TEA suele manifestarse de manera más contundente, y muy variable según el punto del espectro en que nos encontremos. Por ejemplo, puede que no presente juego simbólico o atención compartida (disfrutar, por ejemplo, de que le leamos un cuento), puede que no tenga interés en jugar con otros niños o que dedique pocas miradas a las personas. En otras ocasiones son mas predominantes los intereses obsesivos, el aleteo de las manos, y la tendencia a mecerse o girar en círculos. Podemos también observar reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.
A medida que el niño crece y se desarrolla, pueden salir a la luz otras manifestaciones, muy variables según cada caso. Puede manifestarse como problemas para comprender, demostrar sus sentimientos o hablar de ellos. También es posible que tengan problemas para comprender los sentimientos de los demás. Si experimenta hipersensibilidad al tacto, posiblemente, no querrán que se las abrace. La ansiedad y la depresión también pueden aparecer.
Cuando encontramos signos de autismo, el primer paso es de realizar una valoración diagnóstica de forma temprana, a fin de determinar una posible intervención que será más eficaz cuanto más precozmente se implemente.
Hay que tener en cuenta que el autismo no se diagnostica a través de la presencia de marcadores biológicos, sino que es necesario llevar a cabo un proceso de observación y análisis exhaustivo del comportamiento del niño o niña en un entorno lo más natural posible. Las entrevistas a familiares cercanos son asimismo una importante fuente de información.
Durante este proceso tenemos herramientas objetivas para evaluar la sintomatología como ADI-R y ADOS-2, ambas complementarias y de TEA ediciones, que nos son de gran ayuda a la hora de determinar un posible caso de TEA.
Los profesionales que vayan a utilizar estas herramientas deben tener formación, entrenamiento y experiencia previa en el uso de baterías de tests de aplicación individual, así como amplia experiencia con personas con trastorno del espectro autista. Son herramientas de uso interprofesional. Así, los psicólogos clínicos y los médicos pueden utilizar el ADOS-2 para realizar diagnósticos médicos; los psicólogos educativos pueden emplear los resultados para tomar decisiones acerca de la necesidad de incluir a un alumno en un programa de educación especial; y los terapeutas ocupacionales y profesionales del habla y de la audición pueden usar los resultados para diseñar planes de tratamiento.
ADI-R no es un test, sino una entrevista que se centra en las conductas que se dan raramente en las personas no afectadas, por lo que no ofrece escalas convencionales ni emplea baremos. Es una entrevista semiestructurada que se realiza a la familia o cuidador/a de pacientes con TEA y que ha demostrado ser muy útil en el diagnóstico y en el diseño de planes educativos y de tratamiento. Se complementa con la administración del ADOS-2, entrevista semiestructurada que se aplica directamente a la persona con TEA. Ambas pueden aplicarse a partir de los dos años de edad.
ADI-R explora tres grandes áreas (lenguaje/comunicación, interacciones sociales recíprocas y conductas e intereses restringidos, repetitivos y estereotipados) a través de 93 preguntas que se le hacen a los padres o cuidadores. La persona que entrevistemos debe ser alguien familiarizado con el comportamiento del niño entre los 4 y 5 años ya que muchas de las conductas que se evalúan caen en este periodo. Las preguntas que se realizan están referidas a cuestiones familiares y educativas, etapas del desarrollo e hitos, funcionamiento de la comunicación, desarrollo social y juego, y sobre intereses y comportamientos.
El ADOS-2 consta de un conjunto de actividades inmersas en contextos estandarizados, donde podemos observar si se producen ciertos comportamientos sociales y de la comunicación relevantes para el diagnóstico de los TEA. El ADOS-2 incorpora en este manual el uso de situaciones sociales planificadas, denominadas «presiones» (Murray, 1938), que proporcionan contextos estandarizados en los cuales se pueden observar conductas sociales, de comunicación u otros tipos de conductas concretas.
Cuenta con diferentes módulos en función de la edad del evaluado, y materiales interactivos de estimulación también adaptados en función de la edad, muy útiles para atraer y estructurar la atención del examinando durante la evaluación. Una de las grandes ventajas es que tiene en cuenta la posible ausencia de desarrollo lingüístico, lo cual permite una evaluación mas efectiva.
Dicho esto, debemos tener en cuenta que herramientas como ADIR-R o ADOS pueden ayudar, pero no podemos basar un diagnóstico exclusivamente en ellas.
Bibliografía:
Johnson, C.P. Early Clinical Characteristics of Children with Autism. In: Gupta, V.B. ed: Autistic Spectrum Disorders in Children. New York: Marcel Dekker, Inc., 2004:85-123.
Molloy CA, Murray DS, Akers R, Mitchel T, Manning-Courtney P (2011) Use of the Autism diagnostic observation schedule (ADOS) in a clinical setting. Autism 15(2):143–162
Kim SH, Lord C (2012) Combining information from multiple sources for the diagnosis of Autism Spectrum Disorders for toddler and young preschoolers from 12 to 47 months of age. J Child Psychol Psychiatry 53(2):143–151
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Milagrosa Carillo Fuertes